Esta es la conclusión del estudio de la Universidad de Montreal (UdeM) y publicado el mes pasado en la revista Science Advances, parte del conocimiento existente sobre el poder de los microbios para transformar el carbono liberado por el fitoplancton superficial (algas en la superficie del mar) en moléculas más estables.

"Las comunidades microbianas que viven en las capas más profundas del océano podrían estar mejor equipadas para transformar el carbono de la superficie en moléculas únicas y más estables", dijo en un comunicado Richard LaBrie, estudiante de posgrado que hizo el hallazgo en una serie de experimentos de laboratorio. "¿Por qué? Porque estos microbios únicos están acostumbrados a vivir en condiciones duras. La pregunta entonces es si podrían secuestrar carbono en las profundidades del océano durante siglos, ayudando en la lucha contra el cambio climático. Y la respuesta es sí".

Richard LaBrie y su asesora de tesis y profesora de biología Roxane Maranger firman el estudio en coautoría y también son miembros del Grupo Interuniversitario en Limnología.

¿Puede el carbono de la superficie llegar a los microbios de las profundidades del océano?

Resulta que sí, a través de un fenómeno natural que se ha estudiado en aguas canadienses. Más concretamente en la costa atlántica en el mar de Labrador.

Año tras año y habitualmente en invierno, el agua superficial normalmente se mezcla entre 500 y 1.500 metros, y en algunos casos llega a los 2.500 metros de profundidad. Y cuando lo hace, transporta carbono desde la superficie a estas diferentes capas para encontrarse con los microbios que flotan debajo.

Al igual que en la superficie de la Tierra sucede con las turberas, la consecuencia es que se genera un ambiente fértil con un gran potencial para transformar el carbono en algo bastante menos problemático, dicen los investigadores de la UdeM. Y la mezcla puede ocurrir de maneras mucho más pequeñas y rutinarias a través de fenómenos físicos llamados remolinos, agregan.

"Los remolinos son como tornados en el océano, y ocurren tanto en la superficie como en las profundidades del océano, conectando diferentes capas oceánicas", explicó Maranger. Cuando ocurren estos eventos, los microbios encuentran diferentes tipos de carbono y comienzan a alimentarse de él.

Richard LaBrie tomo muestras de agua de tres profundidades diferentes del Mar de Labrador: la superficie, a 500 metros y de aguas profundas de un remolino muestreado a 1.500 metros. Probó si los microbios más profundos eran mejores para crear carbono más estable al exponer el agua superficial filtrada a los microbios del agua recolectada. Y tanto él como los coautores del estudio encontraron, que el carbono de la superficie se consumía más rápido y se transformaba en moléculas mucho más estables cuando se exponía a los microbios más profundos.

¿Por qué los microbios más profundos son mejores para convertir este carbono en moléculas más estables?

"Descubrimos que había una mayor diversidad de microbios únicos viviendo en las profundidades del océano, y sospechamos que estos microbios estaban creando estas moléculas más estables", dijo LaBrie. "Las moléculas pueden permanecer intactas durante décadas e incluso siglos en las aguas profundas".

Maranger agregó: "Todavía no sabemos si habría una manera de usar estos microbios profundos como una solución basada en la naturaleza para ayudar a contrarrestar el cambio climático de manera más activa. Es posible, y eso es prometedor".

Como mínimo, "sabemos que las profundidades del océano contienen una comunidad diversa de microbios y esos microbios pueden pasar por una serie de transformaciones metabólicas únicas. Eso es bastante sorprendente en sí mismo", concluyó.