El estudio apunta que entre las principales amenazas para los anfibios la destrucción del hábitat, las enfermedades causadas por patógenos como el hongo quitridio Batrachochytrium dendrobatidis, y el cambio climático, que agravará las anteriores. En concreto, apunta que las especies Atelopus es uno de los grupos de anfibios más amenazados y conocido como el de las "ranas arlequín".

De hecho, el estudio señala la necesidad de buscar nuevas vías de conservación. El investigador Ignacio de la Riva, que ha participado en el trabajo, ha explicado que el género Atelopus alberga 130 especies que llaman la atención por su colorido y que se distribuyen por América central y del sur, desde tierras bajas tropicales hasta zonas de alta montaña.

Especies que se creían desaparecidas no lo están

Así, añade que de acuerdo con el último análisis realizado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) en 2022, de las 94 especies evaluadas 62 se clasifican como 'En Peligro Crítico', de las cuales 39 están posiblemente extintas.

De la Riva destaca que dado que la situación de ese grupo "ejemplifica el peor escenario actual" para las especies de anfibios, por lo que considera que este era el caso perfecto para diagnosticar el estado de conservación general de estos vertebrados.

Los investigadores analizaron desde 2004 los datos de las especies recogidas, ya que en ese año comenzaron los programas de conservación.

Durante esos años, De La Riva explica que observaron que, a pesar de que más de 30 especies de Atelopus que se creían desaparecidas, "no lo están", pero ninguna población ha mejorado desde entonces; lo que indica que "las estrategias planteadas no están funcionando y que la situación de crisis para los anfibios continúa".

Además, el investigadora de la Universidad de Triers (Alemania) Stefan Lötters hace hincapié en que hace ya 30 años investigadores, conservacionistas y otros expertos detectaron la crisis que atraviesan los anfibios y, desde entonces, se han puesto en marcha varias iniciativas a escala mundial, regional y local para salvaguardar su diversidad, incluidos numerosos planes de gestión y acción.

Aunque valora que gracias a investigaciones como esta ha aumentado "enormemente" el conocimiento de dónde se produce el declive y de los mecanismos que lo explican y cómo interactúan las amenazas, observa que es necesario incrementar las medidas de mitigación como la protección de los hábitats, mejorar la investigación y gestión de enfermedades como la quitridiomicosis y promover programas de cría en cautividad.