Anticipan que 2023 no solo será excepcionalmente cálido sino que 2024 será aún más cálido, apunta Gavin Schmidt, director del NASA Goddard Institute for Space Studies.

Los cálculos de la NASA demuestran que julio de 2023 fue 0,43 grados Fahrenheit (0,24 grados Celsius) más cálido que cualquier otro mes de julio registrado y fue 2,1 grados Fahrenheit (1,18 Celsius) más cálido que el promedio de julio entre 1951 y 1980.

Los cinco julios más calurosos desde 1880 han sucedido todos en los últimos cinco años, señala la institución, donde el anterior récord estaba en julio de 2019.

Las consecuencias del fenómeno meteorológico de El Niño son parte de la causa de este aumento, señaló Schmidt, aunque sus posibles efectos todavía no se han visto por completo este año y se espera un evento más grande hacia el final del año. El mayor impacto de El Niño ocurrirá en 2024.

Además, afirmó, están sucediendo otras cosas más allá de El Niño, con temperaturas extremas en el Atlántico Norte y en otras partes, así como una persistencia de anomalías en la temperatura de la superficie del mar.

Cada vez más incendios

Los efectos de este calentamiento global se traducen en olas de calor y lluvias más intensas y contribuyen al crecimiento de incendios forestales en áreas que han sido afectadas por las altas temperaturas.

Unas consecuencias que están viéndose, por ejemplo, en los recientes incendios en Hawái, que se han convertido en los más mortíferos del último siglo en Estados Unidos, con cerca de un centenar de víctimas en la isla de Maui.

Y es que la trayectoria de las tormentas se ha estado moviendo hacia el norte con el cambio climático. Hawái ha estado recibiendo en general menos precipitaciones, década tras década, por lo que hay efectos a largo plazo que están contribuyendo, afirmó.

El cambio climático es una especie de multiplicador de amenazas para los incendios forestales y hay una tendencia general que veremos cada vez más hacia incendios forestales más grandes e intensos.

En la rueda de prensa estuvieron presentes varios científicos de la NASA y de laOficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA), como Sarah Kapnick , quien recordó la necesidad de que se reduzcan los gases de efecto invernadero.

Los océanos se calientan

Otra consecuencia del calentamiento global es el aumento de la temperatura de los océanos, recuerda Carlos Del Castillo, jefe del laboratorio de ecología oceánica en el NASA Goddard Space Flight Center. Las aguas oceánicas están mucho más calientes y eso hace que más agua caliente vaya a la atmósfera, algo que intensifica las tormentas y crea huracanes, explica.

La temperatura del mar puede incluso contribuir a que haya tormentas de nieve mucho más fuertes, aunque parezca contraintuitivo. Todo tiene que ver con la cantidad de energía que hay en el sistema, detalla.

Y, al final, lo que deja el incremento de la temperatura en el océano es un perjuicio general para la economía del planeta, no solamente en términos de alimentos, sino de comercio, con rutas marítimas afectadas por haber más tormentas.

Unos efectos económicos que también sufrirán los millones de personas que viven junto a la costa, pues las tormentas y huracanes afectarán a la infraestructura costera y habrá más inundaciones, señaló. En sus años como científico, agregó Del Castillo, ha pasado de preocuparse por el mundo que le iba a dejar a sus bisnietos y tataranietos a preocuparse por el mundo que le está dejando a su hija.

“Nuestra generación no va a pasar la prueba de la historia porque la información ha estado clara por mucho tiempo y llevamos décadas hablando de este tema. La información ha estado disponible, las tecnologías están disponibles, pero hemos estado muy lentos en responder”.