Los científicos, que han realizado este estudio, han descubierto que estos insectos, que viven en los bosques tropicales de Colombia y Ecuador, producen las llamadas de amor ultrasónicas más altas conocidas en la naturaleza, ya que los machos llegan a 150 kHz. Las frecuencias de llamada usadas por la mayoría de los saltamontes oscilan entre 5 kHz y 30 kHz. El rango de la audición humana nominal termina alrededor de 20 kHz. Por esta razón, el nuevo género ha sido nombrado Supersonus.

Los saltamontes son insectos conocidos por su comunicación acústica, con el sonido que produce el macho (estridulación) frotando sus alas juntas para atraer a las hembras para el apareamiento. Fernando Montealegre, de la Escuela de Ciencias Biológicas de la Universidad de Lincoln, Reino Unido, ha afirmado: "Para llamar a las hembras, los saltamontes macho producen canciones de 'estridulación', donde una de las alas se frota contra una fila de 'dientes' en la otra ala. El rascador está al lado de un tambor vibratorio que actúa como un altavoz. Las alas delanteras y tambores son inusualmente reducidos de tamaño en las especies Supersonus; sin embargo, todavía se las arreglan para ser altamente ultrasónicas y muy ruidosas".

Un descubrimiento importante ya que este tipo de insectos han perdido la capacidad de vuelo, debido a su reducido tamaño del ala, por lo que la adopción de las frecuencias ultrasónicas extremas podrían desempeñar un papel en evitar a los depredadores, como los murciélagos, los cuáles pueden detectar los movimientos de sus presas mediante ecolocalización, pero también pueden interceptar y detectar las llamadas de los animales de canto como saltamontes y ranas.

Estas variedades han aprendido a evitar los murciélagos al reducir el tiempo dedicado a este fin y por la evolución de un oído que puede detectar las llamadas de ecolocación ultrasónica de los murciélagos. Aunque algunos murciélagos pueden detectar 150 kHz, cantando a frecuencias ultrasónicas extremas, las llamadas de estos saltamontes se degradan más rápidamente con la distancia, de modo que un murciélago volando encontrará más difícil escuchar la señal.