Las pérdidas de frutas y hortalizas pueden superar el 30% en países desarrollados, debido a que son productos altamente perecederos. La causa principal de este deterioro es el ataque por diferentes tipos de microorganismos (bacterias, levaduras y hongos).

En muchas ocasiones, las frutas y vegetales quedan expuestos a la contaminación y proliferación de microorganismos patógenos que pueden ocasionar importantes daños en la salud de los consumidores, como las bacterias Salmonella, Listeria monocytogenes o Escherichia coli enterotoxigénica, o el virus de la Hepatitis A.

Estos hechos provocan terribles consecuencias a los sectores de la agroalimentación y distribución, así como efectos sobre los consumidores, de unos productos muy vulnerables que requieren la adopción de medidas preventivas para el control microbiológico durante la cosecha, el manipulado, el almacenamiento y el envasado de frutas y hortalizas frescas mínimamente procesadas.

Con esta nueva tecnología, basada en la activación del oxígeno del aire, permite inactivar los microorganismos, de modo que estos no dañan a las frutas y hortalizas frescas. A su vez, disminuye la deshidratación de los productos, aumentando su vida útil, especialmente en la etapa de comercialización.