El proyecto educativo creado por el colegio público de educación primaria de la localidad madrileña de Navacerrada lleva por título El abuelo de mi aula.

Proyectado en el mes de mayo en la Casa de la Cultura de Navacerrada, esta iniciativa salta la brecha generacional entre el alumnado y los abuelos y abuelas de este centro, quienes se han acercado a las aulas de los alumnos para compartir con ellos sus conocimientos, valores y vivencias de forma interactiva.

La figura del abuelo en la sociedad es muy querida y muy valorada y por ello, para este centro, esta figura resulta clave. El abuelo ha pasado a ser una figura más de acompañamiento al colegio y de soporte para los padres. Por ello, desde el centro, creen que estos podrían aportar muchísimo más a través del contacto directo con las aulas.

Mónica Ibáñez, directora del CEIP Príncipe de Asturias de Navacerrada, señala que el proyecto, que en un principio tenía por título Apadrina un abuelo, acerca la experiencia, el saber y la cultura de los mayores entre el alumnado a través de talleres didácticos.

Y es que, desde hace ya varios años, este colegio opta por la enseñanza a través de metodologías activas, como el Aprendizaje por Servicios (ApS), una propuesta educativa que conecta el aprendizaje con el compromiso social.

El abuelo de mi aula, que cuenta con la colaboración del ayuntamiento de Navacerrada y UNICEF, aúna los conocimientos de abuelos como Manolo, quien ha compartido su experiencia en el centro relatando sus lecciones sobre el ciclo del agua en el aula con Hazte Eco.

Se trata de un tema complicado de traducir al lenguaje de un niño de 5 u 8 años para que pueda asimilarlo bien. Por ello la interactividad en esta actividad es clave, de manera que en vez de explicarles las cosas directamente, se les va haciendo preguntas y se les incentiva con regalos sencillos cada vez que alguien responde correctamente.

La respuesta de los niños ha sido impresionante, afirma Manolo, y es que al final, cuando ellos son los protagonistas de la actividad, las enseñanzas se interiorizan mejor. No hay mejor forma de aprender, señala, que hacerlo de manera práctica con un equilibrio entre conocimiento y pedagogía didáctica.

Otros temas impartidos en el aula por abuelos, han sido plantas en la naturaleza y órganos humanos. Para ello, otro abuelo colaborador del proyecto, nos cuenta que quería transmitirles un conocimiento y una actitud en dos ámbitos: uno el de la naturaleza y otro el hacerse preguntas, con lecciones que han pasado por saber identificar y clasificar los árboles, a conocer las plantas y sus tipos de hojas.

Los abuelos afirman que el proyecto les ha aportado mucho a ellos mismos, no solo a los alumnos y que ver la respuesta positiva de estos es toda una recompensa.

Al haber cambiado el interlocutor, al ser otra persona y otra experiencia, concluyen, este conocimiento ha sido más enriquecedor y más significativo para los niños que, lamentablemente, las lecciones diarias de los docentes.

Por ello, los alumnos han mostrado interés en volver a impartir este tipo de talleres con los abuelos, y el centro, afirma su directora, intentará volver a contar con ellos en momentos puntuales, pues es algo que van a agradecer tanto ellos, como los niños, los padres y los profesores.

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