Tal y como explica Vicente, es necesario tener en cuenta que muchas de las sustancias que se utilizan dentro de la industria alimentaria y que llegan a nosotros mediante envases o en formas de cocinado, tienen que pasar primero por diferentes estudios científicos, para conocoer los potenciales efectos positivos o negativos que puedan tener para la salud. "Ahí nos estamos yendo ya a tiempos bastante largos estamos hablando de años, el BPA, por ejemplo", dice Vicente. El BPA se ha utilizado para fabricar ciertos plásticos y resinas desde los años 50. La autoridad Europea de seguridad alimentaria afirma que el bisfenol A (BPA) en los alimentos constituye un riesgo para la salud, en España está prohibido su uso desde enero de 2023.
Pese a que es uno de los más famosos, hay que tener en cuenta que dentro de esa familia de plástico prácticamente se está viendo que todos van mostrando diferentes efectos a nivel endocrino y diferentes efectos negativos o tóxicos para para nuestra salud. "Por lo tanto, como recomendación general, mientras menos plástico podamos utilizar muchísimo mejor", dice.
Protocolos estrictos
La OCU insiste en la urgencia de que se prohíba el uso del bisfenol en toda Europa. Existen bisfenoles que sustituyen al original, se están empezando a hacer primeros estudios a nivel de cultivo celulares, que más adelante pasaron a ser con animales y por último sería con seres humanos. Sin embargo, hasta que llegue a ese punto, se tardará años y luego tendrían que que verse los efectos agudos a medio y largo plazo, un proceso que puede alargarse entre cinco o diez años, incluso más.
¿Qué pasa con el agua embotellada?
Un estilo revela que en el agua embotellada hay entre diez y cien veces más de nanoplasticos que microplásticos. En la calidad del agua influirá que el envase esté libre de BPA y no almacenar el agua demasiado tiempo para que no se concentren los nanoplásticos. Los nanoplásticos del agua embotellada se introducen en los tejidos actuando en las células.
"Hay estudios que han marcado que la acumulación tanto de nanoplásticos y microplásticos que estamos ingiriendo, puede llegar prácticamente al mes a la cantidad de una tarjeta de crédito" una cantidad que Vicente considera tremendamente elevada debido al efecto que tienen esos plásticos a nivel endocrino, en la microbiota e incluso en cerebro.
Más del 90% de la contiene plásticos
Hablamos de carne de origen animal y de origen vegetal, el plástico está presente en en proceso de transporte desde el origen hasta el usuario final, incluso desde que está haciendo los primeros procesamientos.
Mientras más tiempo pase almacenado el alimento, mayor tiempo de contacto va a tener con diferentes plásticos. Por lo tanto, intentar buscar pequeños comercios es una buena recomendación, ya que tienen un acceso más rápido al origen del producto y, por tanto, no va a tener una cadena de transporte ni de almacenamiento tan larga, lo que hará que el tiempo de contacto con plástico sea muchísimo menor.
Recomendaciones desde la Universidad Europea
En los laboratorios de bioquímica de la Universidad Europea se estudian los efectos del plástico en nuestra salud. Vicente Clemente recomienda tomarse el tiempo necesario para reducir al máximo el contacto de los alimentos con el plástico. Dentro de estos hábitos incluye dedicar el tiempo necesario para encontrar objetos hechos de otros materiales en los que poder reposicionar los alimentos antes de consumirlos.
