Hay un antes y un después de la erupción volcánica de Timanfaya. Antes de 1730 todo era cultivo de cereales. Después de la erupción, el viento trajo todo el material y se acumularon hasta tres metros de ceniza volcánica.

El resultado fue un terreno capaz de mantener la humedad y hace posible plantar frutales alrededor de las casas, de las bodegas o en la ladera del volcán.

El cultivo de uva en Lanzarote es único en el mundo. Sin embargo, se enfrentan a un clima demasiado caluroso. La falta de agua, unida a inviernos más cálidos suponen una amenaza para el cultivo de la uva.

En Lanzarote son los primeros en Europa en vendimiar. El año pasado comenzaron el 26 de julio. Además, el cambio climático está adelantando aún más la vendimia.

La uva aquí se recoge a mano porque las máquinas no pueden acceder a este tipo de terreno abrupto.

En la península hay un problema con el relevo generacional en la agricultura. Sin embargo, en este lugar hay mucha gente joven trabajando en el campo.

Mantener la viticultura, trabajar el enoturismo en las bodegas y mostrar el entorno y el paraje ecológico, junto a un Parque Nacional son los principales retos a los que se enfrenta este lugar en la actualidad.