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Sonidos Líquidos, que lleva 11 años en marcha, se celebra en un espacio protegido de la isla de Lanzarote, la Geria, que pertenece a su vez al Geoparque de Lanzarote y el Archipiélago Chinijo. Se trata de una Reserva de la Biosfera y un Espacio Natural Protegido que hace a los creadores del festival ser plenamente conscientes de la necesidad de hacer especial hincapié en tomar medidas para proteger y preservar esta zona tan especial.

Es además, como nos explica su creador, un espacio de Biodiversidad de especial protección de aves (ZEPA), pues la isla cuenta con un total de siete zonas como esta de especial protección para las aves. Por esta razón, el festival de música se celebra ahora durante este mes, y no en septiembre u octubre, época de nidificación de esas aves

“Conlleva muchos quebraderos de cabeza y bastantes riesgos porque estamos en una zona muy delicada y la naturaleza es la que manda. En estos días estamos un poco estresados pero luego cuando ves cómo suena la música, cómo disfruta la gente y ves cómo los artistas disfrutan de este espacio, se te quita el cansancio”, comenta Neftalí para el programa.

Y es que la Geria es un espacio muy protegido que se caracteriza por su paisaje volcánico. Se trata de un paraje natural super protegido con muchas normativas de protección, igual que la isla, que tiene prácticamente más del 50% de su territorio protegido.

Por ello, esta experiencia musical acoge numerosas medidas de especial cuidado con el entorno y de compromiso ambiental y social, como es por ejemplo controlar las emisiones de luz durante su desarrollo, el uso de un mobiliario restaurado y reutilizado, un transporte verde y seguro con la oferta de guaguas, la sustitución de elementos plásticos evitables o la promoción de campañas de sensibilización, entre otras.

Con el apoyo de asociaciones ambientales como Geoparque como administración, Sonidos Líquidos, realiza acciones conjuntas para informar al público de donde se celebra el festival y que, por lo tanto, este tenga ese especial cuidado del entorno. “Es importante que conozcan el espacio y la relevancia de su protección como principal objetivo del festival”, añade Neftalí.

Sin embargo, siempre reciben críticas sobre la realización del festival en medio de esta zona, aunque, como han demostrado a lo largo de todos estos años, es algo que hacen siempre con mucho cariño y con mucho respeto, cuidando especialmente el aforo para no crecer en cantidad sino en calidad y preservar así el entorno, que es el cabeza de cartel del festival.

Junto a ello, otras de las medidas de sostenibilidad en las que hace énfasis este festival se relaciona con las horas de sol. Por ello, el festival se celebra a partir de las cuatro de la tarde, con el objetivo de disfrutar del día y sus horas solares, que son más sostenibles. No tiene sentido hacerlo en este sitio de noche, señala su creador, porque de noche todo es negro y no se podría disfrutar del entorno. Por ello también, uno de los escenarios cuenta con una cúpula transparente que permite observar el entorno a la vez que el grupo musical.

Asimismo, el festival apuesta por empresas locales con una gastronomía 100% local. Se come lo que se produce, es el lema del festival para ir sumando, pieza a pieza, cada vez más elementos relacionados con la sostenibilidad y la economía circular que ayuden a proteger este espacio convertido ahora en una fiesta sostenible de la música.

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