El Parlamento Europeo ha dado un paso firme en la protección digital de los jóvenes. Con una abrumadora mayoría de 483 votos a favor, la Eurocámara adoptó una resolución que aboga por establecer una edad mínima de 16 años para que los menores puedan acceder a plataformas como TikTok, Instagram o Snapchat sin el consentimiento explícito de sus padres. Este movimiento, si bien no es aún una ley fija, es una declaración política que obliga a la Comisión Europea a tomar medidas legislativas concretas.

La resolución, aprobada el 26 de noviembre, establece que el acceso a redes sociales y plataformas de IA de compañía debería ser para jóvenes de 16 años o más. Entre los 13 y los 16 años, el acceso solo sería posible con la autorización paterna explícita. Por debajo de los 13 años, el veto sería total. Esta postura de Bruselas, largamente esperada por expertos y padres, llega en un momento de alarma social. Como señaló la eurodiputada ponente, Christel Schaldemose,“la sociedad también debe dar un paso al frente y garantizar que las plataformas sean un lugar seguro para los menores, pero solo si superan una determinada edad”. El mensaje a las grandes tecnológicas es claro: vuestros servicios están diseñados para que sean adictivos, y los menores son quienes más lo sufren.

El impacto de un diseño adictivo

La raíz de esta resolución se encuentra en el diseño adictivo de las propias plataformas y el efecto que tienen en la salud mental de los jóvenes. Muchos estudios profesionales han documentado cómo el modelo de negocio de estas compañías se basa en explotar la atención de los usuarios, utilizando la psicología humana para generar dependencia. Los eurodiputados señalan directamente a prácticas como :

  1. El Scroll Infinito: Mantiene el flujo de contenido sin interrupción, eliminando las pausas naturales.
  2. Notificaciones excesivas y sistemas de recompensa: Desencadenan picos de dopamina(como en los juegos de azar) que crean una necesidad constante de volver a la aplicación.
  3. Algoritmos persuasivos: Se ha demostrado que“se aprovechan de la vulnerabilidad de los niños con el propósito explícito de crear adicciones”, en palabras de la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen.

La consecuencia de estas prácticas es un aumento en los niveles de ansiedad, depresión, baja autoestima(especialmente por la comparación constante con contenido que muestra vidas idealizadas) y problemas de sueño entre los adolescentes. La Eurocámara pide ahora que estas funcionalidades adictivas sean desactivadas por defecto en las cuentas de menores.

Todos remando en la misma dirección

Aunque la resolución no es una ley vinculante, la Comisión Europea ya está estudiando modelos regulatorios. El de Australia podría servir de ejemplo. El 23 de noviembre se aprobó una leyen el país oceánico que busca impedir el acceso y uso de redes sociales por menores de 16 años. Según la nueva legislación, a partir del 10 de diciembre, las empresas de redes sociales tendrán que tomar“medidas razonables” para garantizar que los menores de 16 años en Australia no puedan crear cuentas en sus plataformas y que las cuentas existentes se desactiven o eliminen. La ley afecta a las más utilizadas, como Facebook, Instagram, Snapchat, Threads, TikTok, X, YouTube, Reddit y Kick, entre muchas otras.

En España, el Gobierno ha acogido la propuesta europea con satisfacción, dado que se alinea con la ley orgánica que el país está tramitando para elevar la edad mínima para abrir una cuenta en redes sociales a los 16 añoslos menores de 16 y mayores de 13 solo podrían acceder con la autorización de un padre, madre o tutor legal—. Una medida que también contempla controles parentales obligatorios e imponer a las plataformas obligaciones más estrictas en la verificación de edad y en la eliminación de contenido nocivo o peligroso. Se espera que esta ley, que ya fue aprobada en una segunda vuelta por el Consejo de Ministros el 25 de marzo de 2025, sea votada y aprobada a finales de 2025 o principios de 2026.

Aunque no significa un cambio legislativo inmediato, la votación del Parlamento Europeo es un recordatorio de que la salud y el desarrollo de los niños no pueden ser rehenes de modelos de negocio basados en la explotación. Europa ha decidido dejar de ser una“colonia reguladora” de las grandes tecnológicas. En palabras de Stéphanie Yon-Courtin, eurodiputada francesa:“Nuestras leyes digitales no están en venta. No vamos a ceder en la protección de los niños porque un multimillonario extranjero o una gran empresa tecnológica nos lo pidan”.

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