Para empezar, tres reglas básicas: Es importante introducir la fruta, no disfrazar los alimentos y no distraer la atención de los niños.

Un buen truco es jugar con el tamaño de los platos. Cuando los niños son inapetentes, utilizar un plato grande ayudará a que se coman mejor lo que toca. En cambio, si tenemos un hijo demasiado glotón, lo mejor es utilizar un plato pequeño para que parezca que viene repleto de comida.

La alimentación tiene que ser divertida y los pequeños deben ser partícipes de todo el proceso: la compra, la cocina, la mesa, etc.

Por último, una recomendación relacionada con las golosinas. No hay que darlas nunca como premio, porque si empleamos la comida como una herramienta, ellos la convierten en chantaje.