El sueño natural viene cuando la temperatura central o interna de nuestro cuerpo empieza a descender, gracias a la fuga del calor corporal a través de los vasos sanguíneos de las manos, pies y cara, y finaliza cuando esta vuelve a ascender.

Sin embargo, cuando las temperaturas nocturnas son elevadas, la pérdida del calor interno se dificulta y, en consecuencia, también empeora la calidad del sueño. Asimismo, los problemas de dormir en verano están relacionados con las siestas y con la pérdida de sincronizadores sociales, como los horarios de trabajo.

Por ello, desde laSociedad Española de Sueño (SES) recomienda realizar al menos 30 minutos de actividad diaria, cenar de forma ligera dos horas antes de acostarse y usar ventilador o aire acondicionado en la primera mitad de la noche.

Además, aconseja levantarse todos los días aproximadamente a la misma hora, desconectar los dispositivos electrónicos antes de dormir, utilizar luces cálidas y de baja intensidad, y reservar entre 7 y 9 horas para el sueño nocturno.

No obstante, destaca la importancia de evitar la luz durante el sueño, utilizando un antifaz si fuese necesario; dormir en un ambiente silencioso, utilizando tapones si la situación lo requiere; y no superar los 30 minutos de siesta.