El estudio, a cargo de la Universidad de Bristol (Reino Unido), ha detectado que para el verano del pasado año el 41% de los niños registraban una actividad física promedio de una hora dentro de las pautas nacionales recomendadas.

Esto revela una mejora significativa con respecto a las consecuencias inmediatas de la pandemia COVID-19, cuando solo un 37%, es decir, un poco más de un tercio, cumplía con este objetivo.

Como consecuencia, desde que se levantaron las restricciones de confinamiento, los niños son ahora más sedentarios durante la semana, donde pasan una media de 13 minutos adicionales al día inactivos, según los hallazgos.

El autor principal de la investigación, Russ Jago, ha comentado que es más que alentador que, en promedio, los niveles de actividad física de los niños hayan vuelto a donde estaban antes de la pandemia. Ha pasado casi un año desde que se levantó el confinamiento público, y, comenta, ha persistido el aumento del tiempo sedentario de los niños durante la semana, lo cual es un área de preocupación para los encargados de formular políticas, las escuelas y los padres.

Para la realización del estudio, este midió los niveles de actividad física de un total de 393 niños de 10 a 11 años de edad entre junio y diciembre de 2021 y otros 436 niños de las misma edad entre enero y julio del año pasado.

Respondiendo a un cuestionario y usando un acelerómetro, los niños, procedentes de 28 escuelas distintas del área de Bristol, y un padre o cuidador midieron su actividad física. Esta información se comparó con datos de casi 1300 niños y sus padres de 50 escuelas de la misma zona antes de la pandemia.

El estudio puso a relucir que los padres, en promedio, participaban en ocho minutos más de actividad física de moderada a vigorosa los fines de semana que antes de la pandemia.

Las directrices médicas aconsejan que todos los niños y jóvenes realicen un hora de actividad física de moderada a vigorosa todos los días, ya que la actividad física es importante para la salud y el bienestar de los niños. Del mismo modo, se recomienda que los niños limiten la cantidad de tiempo de sedentarismo, es decir, sentarse o acostarse, excepto cuando duermen, durante periodos prolongados.

Otra de las autoras, Ruth Salway, apunta que los hallazgos sugieren que la actividad física es susceptible a interrupciones en la provisión y las oportunidades de ocio, y resalta que todavía no hay suficientes niños de 10 a 11 años que cumplan con las pautas. Por otro lado, dice, es genial ver cómo la pandemia puede haber alentado a los padres a ser más activos y parece que estos hábitos pueden continuar.