La Guardia Civil ha calificado los hechos de un "acoso incesante" y ha destacado el "grave riesgo" que entrañaban las maniobras sobre los delfines, a los que se acercaba el individuo cada vez que salían al agua para respirar, lo que les obligaba a volver a sumergirse.
Los hechos ocurrieron el pasado 7 de agosto por la mañana, cuando los agentes de la Guardia Civil observaron al patrón de una moto de agua que navegaba entre el puerto comercial y el puerto deportivo navegando con aceleraciones y frenadas bruscas sin motivo aparente.
La Guardia Civil llamó la atención del conductor de la moto acuática, para que cesara su actitud, pero hizo caso omiso.
Ante tal "actitud incívica y "con claro menosprecio hacia la manada de delfines", la Guardia Civil activó al Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) para que interceptara a la moto acuática e identificara a su conductor, quien fue denunciado.