No es una percepción; es un hecho. Según un estudio de la ONG Educo, el 40% de los padres en España confirma que sus hijos han pasadomásomucho mástiempo frente a pantallas durante el verano. Este informe, tituladoNiños de la llave 3: la vida empantallada”, revela que los menores alcanzan un promedio de 3 horas diarias frente a las pantallas los fines de semana, una cifra que se dispara durante el periodo estival.

La llegada temprana de la tecnología a la vida de los niños es otro factor crucial. El mismo informe señala que los menores reciben su primer smartphone con una media de 9 años y 10 meses. Para los 13 años, un contundente 95% de las niñas y niños ya tienen al menos un smartphone.

Esta exposición temprana tiene, sin duda, consecuencias significativas a nivel de desarrollo cerebral y cognitivo. Los entornos digitales, al ser una fuente constante de estímulos rápidos y directos, pueden reducir la capacidad de atención y concentración de los niños. El cerebro se acostumbra a la gratificación instantánea, lo que dificulta el enfoque en tareas que requieren más tiempo y esfuerzo, como la lectura o la resolución de problemas matemáticos. Este fenómeno, a menudo denominado“cerebro de zapping, puede manifestarse en la escuela como falta de concentración, impulsividad y una baja tolerancia a la frustración.

Estrategias prácticas para una transición suave y exitosa

El cerebro es increíblemente plástico y puede adaptarse. El objetivo no es eliminar la tecnología, sino reequilibrar su papel en la vida de los niños.

  1. La cuenta atrás: desconexión gradual. No esperes a la víspera para cortar de golpe el acceso a los dispositivos. Inicia una“cuenta atrás” algunos días antes de empezar el curso. Reduce progresivamente el tiempo de pantalla, limitando el uso de los dispositivos unos minutos cada día. Habla con tus hijos y explícales la razón; necesitan preparar su mente y su cuerpo para la vuelta a la rutina y los horarios de sueño.
  2. Sustituye la pantalla por la experiencia. El truco no es solo“quitar”, sino“sustituir”. Aprovechando el buen tiempo, anima a tus hijos a pasar más tiempo al aire libre, explorando la naturaleza, jugando en el parque o practicando deportes. Dentro de casa, promueve actividades que requieran esfuerzo y concentración, como los juegos de mesa(que fomentan la estrategia y la interacción), la lectura de libros físicos, el dibujo, la pintura, etc. Estas actividades no solo los alejan de las pantallas, sino que también estimulan habilidades sociales y cognitivas esenciales para el aprendizaje.
  3. Establece zonas y horarios libres de pantallas. Crear espacios donde la tecnología no tiene cabida es un paso crucial. El dormitorio, la mesa a la hora de las comidas y los momentos de deberes o lectura deben ser zonas sin dispositivos. Esto fomenta la comunicación familiar y ayuda a establecer límites saludables.
  4. Predica con el ejemplo. Los niños aprenden imitando. Si constantemente te ven revisando el móvil, será muy difícil que ellos entiendan la necesidad de desconectar. Intenta reducir tu propio tiempo de pantalla durante los momentos familiares y, si es posible, pon tu móvil en silencio y fuera de la vista.

La vuelta al cole no es solo una transición de horarios; es una oportunidad para que nuestros hijos, y nosotros con ellos, volvamos a conectar con la vida real, con las amistades cara a cara, con la emoción de aprender y con la tranquilidad de estar presentes en el aquí y ahora.

En esta carrera por la atención, ¿qué tipo de conexión estás priorizando en tu familia? ¿Estás ayudando a tus hijos a ser consumidores de tecnología o a ser creadores de su propia experiencia vital?