Los niños que desde bien pequeños están acostumbrados a comer comida casera tienen un mejor gusto, por lo que comen una mayor variedad de alimentos y, además, presentan una menor grasa corporal que los que toman productos industriales, según un estudio realizado por el Instituto de Investigación de la Universidad MacGill (Canadá).

En la investigación, publicada en la revista 'International Journal of Obesity', han participado 65 lactantes, de los que han ido anotando sus índices de masa corporal cuando tenían 6, 9, 12 y 36 meses.

De esta forma, han descubierto que a los 9 meses el 14% solo había tomado comida casera, otro 14% solo alimentos comerciales, y el resto combinaban ambos tipos de productos.

Los científicos han observado que cuando cumplieron un año, los que habían tomado únicamente comida casera tenían menos grasa corporal e ingerían más variedad de alimentos que el resto. Sin embargo, no han detectado diferencias en la altura, calorías o nutrientes. 

"Estos resultados podrían tener implicaciones en la prevención de la obesidad y de las enfermedades crónicas asociadas a la mala alimentación. Teniendo en cuenta que las preferencias alimentarias empiezan en la niñez y son difíciles de cambiar en la edad adulta, si se proporcionan alimentos adecuados, con una amplia gama de sabores y texturas, cuando se es bebé se podría asegurar un crecimiento y desarrollo saludable", ha señalado Elise Mok, investigador principal.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la lactancia materna exclusiva durante los seis primeros meses y, posteriormente, ir introduciendo en la dieta carnes, aves, pescado, huevos, frutas y verduras.