Las altas temperaturas del verano favorecen las comidas al aire (picnics, barbacoas, piscinas) y permiten la reproducción de bacterias y proliferación de gérmenes. Además, las medidas básicas de manipulación y conservación de alimentos tienden a relajarse.

Todo ello favorece la aparición de un mayor riesgo de intoxicaciones y alergias alimentarias durante esta estación del año. Así, la salmonelosis es la infección más común, ya que en España se produjeron 5.103 casos de intoxicación por esta bacteria durante el 2019.

Así lo afirma el último informe de enfermedades zoonóticas, es decir, aquellas que se transmiten de animales a humanos. Este informe fue publicado por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) y el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC).

En este sentido, la infección de la salmonelosis se suele contraer mediante el consumo de huevos crudos, salsas y carnes de ave y res crudas o poco cocinadas. Del mismo modo, se ha de mantener la precaución con el consumo de mariscos, pescados y vegetales crudos.

La sintomatología más frecuente de las intoxicaciones alimentarias es la diarrea, vómitos, náuseas y malestar a nivel general. Estos síntomas no suelen ser graves, pero si aparece una fiebre superior a 38 grados, diarrea con sangre o vómitos que impiden ingerir líquidos o signos graves de deshidratación como mareos u orinar poco, se debe acudir al médico.

Por su parte, los menores de cinco años, ancianos, personas con inmunodeficiencias o embarazadas constituyen colectivos más vulnerables frente a las intoxicaciones alimentarias.

Algunas recomendaciones son cocinar bien los alimentos y no comerlos crudos, limpiar bien hortalizas y vegetales, no romper la cadena de frío y mantener una buena higiene en las manos, superficies y utensilios.

Por otra parte, las alegrías alimentarias también resultan frecuentes en esta época del año. Así, una de las principales causas de las reacciones alérgicas es la fruta dulce típica de esta temporada, especialmente en los niños. Así, el melocotón, el melón y la sandía son las frutas que mayor alergia producen.

Además, durante el verano también son frecuentes las alergias cutáneas, causadas por las picaduras de insectos y los ácaros de polvo. Por su parte, las picaduras de avispa o de abeja constituyen la segunda causa de asfixia en los niños, pues la primera son los alimentos.

En este sentido, la alergia suele producirse a partir de la segunda picaduray se manifiesta por medio de ronchas a nivel general, hinchazón por todo el cuerpo, dificultad respiratoria, tos, bajada de tensión e incluso pérdida de conocimiento.

La dermatitis atópica en menores puede generar enrojecimiento, picor o inflamación en la piel a causa del sudor, la exposición al sol o el cloro de las piscinas. Para evitar esto, es recomendable mantener la piel del niño bien hidratada.

Finalmente, la presencia de ácaros disminuye durante con el calor, por lo que la alergia debida a esta causa es menos frecuente. Sin embargo, también es necesario guardar la precaución con la llegada a segundas residencias, pues pueden acumularse al no ser limpiadas con regularidad.