El consumo de bebidas alcohólicas durante el embarazo afecta negativamente a la salud del feto en su desarrollo y puede producir alguno de los trastornos del espectro alcohólico fetal (TEAF), los cuales agrupan un rango amplio de anomalías físicas, mentales, conductuales y cognitivas. La más grave de estas afecciones es el síndrome alcohólico fetal (SAF) que se caracteriza por dismorfología facial, restricción del crecimiento, anomalías del sistema nervioso central durante el desarrollo fetal y malformaciones congénitas, incluidos los defectos cardíacos.

La epigalocatequina 3-galato (EGCG)

Este estudio demuestra por primera vez que la administración posnatal de EGCG al recién nacido durante la infancia y la adolescencia puede mejorar la función cardiaca y actuar sobre el daño generado por la exposición prenatal a alcohol siguiendo patrones de consumo moderados o tipo atracón, demostrando también que cualquier consumo de alcohol durante el embarazo puede tener graves consecuencias para el feto en desarrollo. Durante tres años, los investigadores han analizado la presencia de alteraciones cardíacas en un modelo de ratón para los trastornos del espectro alcohólico fetal (TEAF) estudiando los beneficios del tratamiento con EGCG para atenuar el daño cardíaco producido por la exposición prenatal al alcohol.

Riesgos del alcohol durante el embarazo
Riesgos del alcohol durante el embarazo | Pexels

Los resultados muestran como este antioxidante natural revierte parcialmente algunos de los daños y recupera la función cardíaca alterada por la exposición a alcohol. La gravedad del daño fetal debido a la exposición prenatal al alcohol depende de la dosis y cantidad de alcohol consumido, la etapa del embarazo, el estado nutricional de la futura madre y los antecedentes genéticos maternos y fetales. Para este estudio, las ratonas gestantes recibieron dosis de alcohol de acuerdo a un patrón de consumo humano agudo tipo atracón, así como a un patrón moderado continuado (crónico). El patrón de consumo tipo atracón durante el embarazo está directamente asociado con una mayor probabilidad de SAF en la descendencia. El patrón de consumo moderado, más frecuente en países mediterráneos, (ingestas moderadas generalmente durante las comidas) manifiesta una prevalencia menor de SAF, la forma más grave de TEAF, pero puede estar relacionado con los fenotipos intermedios de TEAF.

Después del parto, los grupos de tratamiento recibieron EGCG en dosis equivalente a su ingesta segura en humanos. La investigación apunta a que ambos patrones de consumo durante el desarrollo fetal pueden causar alteraciones cardiacas, un daño irreparable que persiste en la edad adulta. Sin embargo, la función cardiaca en ratones adultos jóvenes expuestos prenatalmente recupera parcialmente sus niveles fisiológicos con la administración posnatal de EGCG, particularmente en ratones expuestos al patrón moderado cuyas consecuencias son menos severas que en el patrón agudo.