La violencia de género ha encontrado un nuevo campo de expansión en los entornos digitales. Conscientes de esta creciente amenaza, un grupo de expertos ha propuesto usar la inteligencia artificial (IA) como herramienta clave para detectar contenidos abusivos y prevenir agresiones, al tiempo que exigen una adaptación urgente del sistema judicial para proteger los derechos fundamentales de las mujeres en la red.
Estas demandas surgieron durante el debate ‘Cómo afrontar la violencia digital de género’, celebrado en el Palau Macaya de la Fundación La Caixa en el marco del ciclo Nuestros derechos en la era digital, organizado junto al Observatorio de Derechos Digitales.
La violencia machista del siglo XXI
La investigadora de la Universidad de Navarra y experta en políticas europeas, Eleonora Espósito, denunció que miles de mujeres y niñas son atacadas diariamente a través de redes sociales, foros y aplicaciones de mensajería. Entre las formas más habituales de violencia digital citó la sextorsión, el acoso, la difusión de contenido íntimo sin consentimiento y las campañas de desprestigio, especialmente dirigidas contra mujeres con visibilidad pública.
“La violencia digital de género es una extensión de la violencia machista, adaptada al siglo XXI, y debe abordarse con la misma seriedad, urgencia y recursos”, afirmó Espósito.
La experta también criticó la falta de armonización legal a nivel internacional: cada país de la Unión Europea maneja definiciones distintas sobre este tipo de violencia, lo que diluye los esfuerzos de prevención y sanción.
Un problema global con consecuencias personales
El fiscal delegado de Criminalidad Informática, Gabriel González Fernández, subrayó que el mundo digital replica los conflictos del mundo real y que la legislación actual no está preparada para enfrentarlos con eficacia.
Recordó que a través de la tecnología "se puede hacer mucho daño" y sugirió que los tribunales puedan limitar la comunicación digital de los agresores, como parte de las medidas de protección. González advirtió que las agresiones digitales vulneran derechos esenciales como la privacidad, la libertad y la seguridad, y pueden destruir emocionalmente a la víctima.
Por su parte, la artista y activista Yolanda Domínguez denunció que el acoso digital reduce la salud, la autoestima y las oportunidades laborales de las mujeres. Además, lamentó que esta violencia tenga efectos colectivos: reduce la diversidad de voces, empobrece los contenidos y genera una cultura sesgada, con consecuencias directas en la calidad de la democracia.
“No tiene sentido que en una democracia las mujeres deban limitar su participación en línea por miedo al acoso”, subrayó Domínguez, quien también apeló a la responsabilidad individual de los usuarios para abandonar plataformas que no respetan ni protegen a las mujeres.
Soluciones desde la ley y la tecnología
Entre las propuestas, los expertos destacaron dos avances clave en el ámbito europeo:
- La Directiva sobre violencia contra las mujeres y violencia doméstica, y
- La Ley de Servicios Digitales (DSA), que por primera vez reconoce expresamente la violencia digital de género como una forma de agresión dentro del marco legal comunitario.
Además, se puso el foco en el potencial de la inteligencia artificial como aliada para combatir este tipo de violencia. Espósito mencionó herramientas capaces de detectar lenguaje abusivo, identificar y eliminar contenidos íntimos no consentidos, e incluso anticipar situaciones de riesgo como el grooming.
No obstante, también advirtió de los riesgos de la IA si se utiliza sin ética ni supervisión, ya que puede amplificar el daño, por ejemplo, mediante la creación de 'deepfakes' pornográficos que afectan gravemente a la imagen y dignidad de las víctimas.
Una respuesta colectiva y urgente
La directora científica del ciclo y moderadora del debate, Olivia Blanchard, explicó que el desarrollo tecnológico de la última década ha transformado radicalmente nuestra forma de comunicarnos y relacionarnos, pero también ha generado nuevas formas de violencia estructural que deben ser abordadas con herramientas del siglo XXI.
Todos los expertos coincidieron en que combatir la violencia digital de género requiere una estrategia integral, que combine educación digital, regulación eficaz, innovación tecnológica y reformas judiciales, además de un compromiso firme de instituciones, plataformas digitales y ciudadanía.