El problema de este fenómeno es que algunos dueños no creen que su negocio esté relacionado con el riesgo de extinción de especies silvestres o con el comercio ilegal. “Ahora los cafés de mascotas y con animales exóticos son muy populares en Japón, y muchas personas los visitan”, afirmó Mayako Fujihara, profesora asociada al Centro de Investigación de Vida Silvestre de la Universidad de Kioto.

Tráfico ilegal de especies

Esta popularizada tendencia puede dar a los clientes una impresión equivocada de que los animales salvajes pueden ser tratados como si fuesen mascotas, un hecho preocupante por las graves consecuencias que puede tener a largo plazo para algunas especies. Una mayor demanda de animales exóticos para ser utilizados en cafeterías de ciudades tan visitadas como Tokio puede fomentar el tráfico ilegal de especies desde países cercanos del Sudeste Asiático, representando una cuarta parte del comercio ilegal de especies silvestres a nivel mundial, según el último estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) de 2019.

El incremento del comercio ilegal tendrá un grave impacto en la biodiversidad en el futuro, especialmente en el caso de las especies protegidas o en peligro, que podrían terminar extinguiéndose, según el último estudio en el que Fujihara ha participado, en el que compararon ADN de nutrias de diferentes regiones de Tailandia con muestras de las que se encuentran en los cafés exóticos, zoológicos y acuarios de Japón. “Las nutrias de los zoológicos muestran orígenes tailandeses, pero las de los cafés coinciden con más frecuencia con los genotipos encontrados en zonas de alto riesgo de comercio ilegal en Tailandia y con animales incautados por aduanas japonesas en los aeropuertos”, explicó.

Negocio disfrazado de cuidado

Algunos dueños ven estas cafeterías como un negocio lucrativo, y otros creen que su labor contribuye a preservar y cuidar de las especies, además de ofrecer al público la oportunidad de interactuar con animales poco comunes, y posibilitar un acercamiento entre personas y animales. “No son zoológicos ni acuarios, y las condiciones en las que mantienen a los animales son distintas a las de su hábitat natural”, destacó la profesora de la Universidad de Kioto.

En el caso de los animales salvajes que viven en cautiverio, las dimensiones no se asemejan nada a las que les corresponden porque viven en espacios muy reducidos en los que apenas tienen hueco para moverse y donde, además, las personas los tocan, abrazan y acarician, algo que puede aumentar sus niveles de estrés. Además, el hecho de consumir bebidas o alimentos cerca de ellos puede aumentar el riesgo de transmisión de enfermedades entre humanos y animales.

Regulación ante las cafeterías con animales

Japón no tiene una ley específica que se encargue de regular el funcionamiento de las cafeterías con animales. La falta de una ley que regule estos establecimientos y la presencia en ellos de especies exóticas y amenazadas supone una gran preocupación para los profesionales del sector. El tratamiento y cuidado de las especies que se exhiben y con las que se puede interactuar en estos lugares queda auspiciado por la Ley de Bienestar Animal que únicamente protege a los animales domésticos, aunque otras especies más exóticas pasan a estar bajo el control de esta ley una vez llegan a estos negocios.

A pesar de ello, las especies amenazadas están protegidas por la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), un acuerdo internacional cuyo fin es velar por que el comercio internacional de especies de animales y plantas silvestres no sea una amenaza para su vida.