La Región de Murcia ha celebrado un acontecimiento histórico en materia de conservación ambiental: el nacimiento en libertad de los tres primeros cachorros de lince ibérico (Lynx pardinus) en una sierra al norte de Lorca. Este hito representa un avance significativo en el programa europeo Life LynxConnect, que busca la recuperación y expansión del lince ibérico en su hábitat natural en la península ibérica.

Según ha confirmado el Gobierno autonómico, los cachorros son cría de Urtsu, una hembra liberada en febrero de 2024 con un peso de 7,6 kilos, procedente del centro de cría de Zarza de Granadilla, en la provincia de Cáceres. Urtsu fue reintroducida dentro del área habilitada en las tierras altas de Lorca, zona declarada apta para la repoblación en diciembre de 2022, que abarca unas 22.500 hectáreas de terreno.

En un primer momento, los equipos de seguimiento del programa localizaron a dos cachorros, cuya existencia fue anunciada por el presidente de la Comunidad Autónoma, Fernando López Miras, a través de su perfil oficial en la red social X (anteriormente Twitter). En su publicación, el mandatario expresó su compromiso con la preservación de esta emblemática especie y compartió varias imágenes de los ejemplares.

Poco después, López Miras difundió también un vídeo que confirmaba el hallazgo de un tercer cachorro, aumentando la expectación y la alegría entre los responsables del proyecto y los defensores de la biodiversidad. «Es una gran satisfacción ver cómo los trabajos de reintroducción del lince ibérico en la Región de Murcia están dando sus frutos», afirmó el presidente.

El proyecto Life LynxConnect comenzó su andadura en septiembre de 2020, con la colaboración de diversas entidades nacionales e internacionales, así como administraciones autonómicas. En la actualidad, se estima que en la zona de reintroducción de Lorca hay cerca de quince ejemplares de lince ibérico, una cifra que se espera aumentar progresivamente gracias al éxito reproductivo como el que se acaba de registrar.

Este nacimiento no solo representa un logro técnico y biológico, sino también una señal esperanzadora para la supervivencia de una de las especies más amenazadas del continente europeo. La presencia de estos nuevos cachorros es una prueba tangible de que las políticas de conservación, cuando se aplican con rigor y coordinación, pueden revertir décadas de declive poblacional.