En la cumbre europea celebrada en Bruselas, los veintisiete líderes exigieron a la Comisión Europea "condiciones habilitantes" para poder adoptar una meta vinculante de reducción del CO2 en 2040, así como una "cláusula de revisión" de los objetivos teniendo en cuenta los futuros avances tecnológicos y garantías para no desgastar la competitividad.

Esas instrucciones generales deben servir para que los ministros de Medioambiente de los países de la UE acepten el próximo 4 de noviembre en un consejo extraordinario la meta del 90% en 2040, que tendrá que apoyar el Parlamento Europeo y que implicaría una trayectoria lineal con los compromisos de reducir en 2030 un 55 % el dióxido de carbono liberado a la atmósfera y conseguir la neutralidad climática a mitad del siglo.

Planes climáticos actualizados

Esto será útil, aunque con retraso, para que la UE pueda informar a Naciones Unidas con sus planes climáticos actualizados, con el correspondiente recorte en 2035, para la próxima cumbre europea "COP30" la cual se celebrará en noviembre en Brasil.

"Se queda corta respecto al compromiso que necesitábamos antes de la COP. En su lugar, los líderes impulsan más omnibus (procesos de simplificación legislativa), resquicios como los créditos internacionales de contaminación y la llamada 'cláusula de revisión'", señaló en un anuncio, Lena Schilling, la eurodiputada ecologista austríaca .

Créditos internacionales

Bruselas tiene la idea de contar con "créditos internacionales" de carbono que permitan comprar derechos de emisión en países menos industrializados, iniciativa que respaldan los Veintisiete, o suavizar la entrada en vigor del régimen de comercio de derechos de emisión para edificios y transporte por carretera, llamado "ETS 2". Los Veintisiete también exigieron a la Comisión que los planes de recorte incluyan "una cláusula de revisión del objetivo a 2040 teniendo en cuenta las pruebas científicas más recientes, los avances tecnológicos y los cambios en las metas y oportunidades para la competitividad mundial de la UE". Con un tono algo más optimista, el responsable de clima en Europa de la Red de Acción Climática,

Sven Harmeling, se alegró de que el objetivo del 90 % esté sobre la mesa pero reclamó que "no se convierta en una cáscara vacía llena de resquicios y flexibilidades, como la inclusión de créditos internacionales, y que se deje de destruir la política climática y medioambiental existente bajo una ideología de desregulación mal orientada".

La neutralidad climática es el objetivo más importante

Por otra parte, Neil Makaroff, el director del centro de pensamiento "Strategic Perspectives", se alegró de que el Consejo Europeo haya enviado "por fin una señal muy esperada a las empresas y socios internacionales de que Europa sigue queriendo alcanzar la neutralidad climática".

Elisa Giannelli, la experta del centro de pensamiento sobre asuntos medioambientales "E3G" valoró de forma positiva que las conclusiones de los líderes "reconocen de forma positiva que la transición ecológica y la competitividad de Europa no son objetivos contrapuestos, sino dos caras de la misma moneda". No obstante, añadió que "el significativo énfasis en la flexibilidad y la simplificación no debe convertirse en una excusa para reducir la ambición".