En 2014, en Los Ángeles, se estrenaba"Her", una película en la que el protagonista se enamora de una inteligencia artificial intuitiva y sensible llamada Samantha. Esta situación solo era un pequeño spoiler de lo que iba a pasar años más tarde. Hoy, en pleno 2025, un estudio de Empantallados basado en una encuesta realizada por GAD3 cuenta que el 30% de los adolescentes hablan con la inteligencia artificial, como en la película, para confiarle sus problemas personales. Además, este estudio muestra que el 70% de los adolescentes reconoce que el uso de esta herramienta puede influir en su relación con los demás o en su capacidad de empatía.

Cómo afecta a los adolescentes

María Jerusalén Oriol, psicóloga y socia fundadora de Grupo Enter Psicología, explica que"el uso de la IA para temas psicológicos se está desarrollando mucho. Hay estudios en los que se utiliza como una herramienta más para la propia terapia. La cuestión es que la IA tiene una forma de responder muy cercana pero más general. El vínculo que las personas pueden desarrollar con esa herramienta no es el mismo que con una persona".

Esta diferencia en el vínculo resulta especialmente relevante en la adolescencia, una etapa crítica para el desarrollo emocional y social. Si en este momento vital, los adolescentes no encuentran la forma de verbalizar lo que sienten, pueden recurrir a esta herramienta. Según Oriol,"hay muchos factores que pueden llevar a un menor a esto. Muchas veces en las familias no está bien visto ir a terapia, entonces puede ser más normal que los jóvenes se dirijan a la IA para plantear sus problemas, entender y encontrar respuestas".

La especialista advierte sobre una señal preocupante:"Si un adolescente está acudiendo a la IA para resolver conflictos y no puede hacerlo en casa tenemos una brecha importante en el vínculo con los menores". Esta situación podría indicar que los jóvenes no encuentran en su entorno familiar o social el espacio seguro que necesitan para expresar sus inquietudes.

Una herramienta que no juzga

En Internet, algunos de los comentarios de los usuarios hablaban a favor de esta herramienta. Muchos adolescentes valoran especialmente que la IA no emite juicios ni críticas sobre sus problemas, creando un espacio donde pueden expresarse libremente. Sin embargo, Oriol señala un riesgo importante:"Los mensajes de la inteligencia artificial tienen sesgos raciales, de género... las respuestas no son las de un profesional. Los mensajes pueden ser percibidos como un referente".

Esta observación plantea una cuestión fundamental sobre la capacidad de los jóvenes para discernir entre una respuesta algorítmica y el consejo personalizado que podría ofrecer un profesional. Los adolescentes, en pleno desarrollo de su pensamiento crítico, podrían tomar como verdades absolutas recomendaciones que no están adaptadas a su situación particular o que reproducen estereotipos problemáticos.

¿Cómo actuar?

Ante esta realidad, Oriol ofrece recomendaciones concretas para las familias:"Entender más el mundo de la adolescencia, entender las señales de los adolescentes cuando les retan. Entender que hay conductas que en el fondo quieren decir: háblame, necesito que estés más cerca. Como adultos, cada madre y cada padre tiene que mirarse internamente y ver qué ha pasado en su historia y resolverlo para acercarse más a sus hijos".

La psicóloga destaca tres elementos clave en este acercamiento:"Es importante la comunicación, la empatía y la escucha". Y aporta un valioso testimonio desde su experiencia clínica:"Cuando he preguntado a mis pacientes adolescentes qué recomendarían a familias que tienen menores adolescentes algunos con problemas emocionales. El hilo conductor era: que me hubieran hablado, que me explicaran, que se acercaran a mi, que no me prohibieran".

Este enfoque sugiere que, más que prohibir el uso de la IA como confidente, resulta más efectivo fortalecer los canales de comunicación familiar y crear espacios donde los adolescentes se sientan escuchados sin juicios. La clave parece estar en ofrecer alternativas humanas genuinas que superen en calidad y profundidad a lo que una inteligencia artificial puede proporcionar.

En definitiva, el fenómeno de los adolescentes confiando en la IA como confidente nos invita a reflexionar sobre las necesidades emocionales no cubiertas de nuestros jóvenes y sobre la importancia de estar presentes—realmente presentes— en sus vidas digitales y analógicas.