El jengibre es una planta tropical de sabor amargo y picante, que se diferencia en dos tipos distintos. Dos opciones que solo variarían en el exterior, ya que tanto en su interior, como en el sabor, serían completamente idénticas. A la hora de comprarlo, se distinguen también otros dos tipos distintos de esta planta; uno fresco, y otro seco que hay que remojar antes de consumirlo.

Aunque puede usarse como añadido a distintos platos, tanto a salsas como a tartas o pasteles, el jengibre también es uno de los ingredientes utilizado en numerosos medicamentos, tal y como adelanta la Fundación Española de Nutrición.

Además, esta planta, que los expertos recomiendan consumir en pequeñas dosis, que no superen un gramo diario, es un buen remedio natural contra las náuseas del embarazo, o los mareos que surgen al viajar; del mismo modo que sirve para aliviar el dolor físico, o la fatiga asociada a actividades físicas. En este último caso, gracias a las propiedades antinflamatorias de esta planta, que también servirían como analgésico contra el dolor crónico.

Por otro lado, numerosos expertos en salud abalan las propiedades antioxidantes y antibióticas de esta planta, que protege el estómago, y ayuda en procesos gripales, resfriados, catarros y facilita la digestión.

A pesar de sus virtudes, debe evitarse el consumo de jengibre en menores de seis años, en personas con medicación anticoagulante, en mujeres con sangrado abundante durante la menstruación, o en aquellos con problemas de vesícula, ya que el jengibre aumenta la producción de bilis.