Las razones de esta recomendación son que reduce la ansiedad, se llega con menos hambre a la siguiente comida, lo que puede ayudarnos a adelgazar, y porque comer lo justo y necesario y no de más hace que el balance energético acabe siendo positivo.

Cuando se come cada 3-4 horas, en lugar de cada 7-8 horas, se tiende a controlar más la cantidad de alimentos que se ingieren.

Lo recomendable es realizar tres comidas principales: desayuno, comida y cena, junto a dos 'snacks' a media mañana y a media tarde, adaptados a los horarios de cada persona y la actividad física.

Mantener una rutina de 5 ingestas diarias nos ayuda a comer menos o incluso a engordar menos. Por ejemplo, si desayunamos a las 7.00 horas de la mañana, y no comemos nada hasta las 14.00 horas, en la comida principal de mediodía ingeriremos más cantidad de alimentos que si hemos tomado un 'snack' a media mañana. La suma calórica de la toma a media mañana y a mediodía generalmente es menor que la toma de mediodía cuando no se ha realizado el almuerzo a media mañana.

En situaciones de sobrepeso u obesidad, una dieta baja en calorías, compuesta por cinco comidas al día, junto a la práctica de ejercicio físico, ayudan a adquirir un patrón regular de ingesta que puede ser beneficioso en aras de conseguir el objetivo de pérdida de peso.

Además, en personas que tienen un comportamiento compulsivo hacia la comida, las ingestas frecuentes y controladas son recomendables para evitar los atracones, que consisten en grandes ingestas e incontroladas de alimentos.