Según informó el presidente de la COP30, André Corrêa do Lago, cuatro quintas partes de los gobiernos aún no han cumplido con la obligación de presentar sus contribuciones nacionales determinadas, o NDC en inglés, este año; pese a que el acuerdo climático establece que deben ser más ambiciosas que las anteriores.
El objetivo es limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados, la meta marcada por la comunidad internacional para evitar los peores efectos de la crisis climática.
“Las NDC son demostraciones de compromiso de los gobiernos con sus pueblos, pero también son una señal de su responsabilidad con el multilateralismo y el régimen climático”, subrayó Corrêa do Lago en la sexta carta difundida por la Presidencia de la COP30.
El calendario
El diplomático brasileño reconoció que los resultados de la conferencia preparatoria celebrada en junio en Bonn, Alemania, “no fueron ideales”. Aun así, destacó que esa cita permitió enviar señales claras sobre la voluntad de los países de mantener vivo el espíritu del Acuerdo de París.
La próxima gran cita será la COP30, que se celebrará en noviembre en Belém, al norte de Brasil. La presidencia insiste en que la cumbre debe marcar un punto de inflexión y que los países deben llegar a ella con compromisos más sólidos y verificables.
Para acelerar el proceso, Corrêa do Lago sugirió que los países aprovechen un evento de alto nivel organizado por el secretario general de la ONU, António Guterres, el próximo 24 de septiembre en Nueva York, coincidiendo con la Asamblea General de Naciones Unidas, para presentar allí sus planes.
Además, la Presidencia de la COP30 ha previsto dos rondas de consultas con los gobiernos: la primera, durante el evento en Nueva York, y la segunda en octubre en Brasilia, durante una reunión ministerial preparatoria.
En su carta, Corrêa do Lago cerró con un llamamiento a acelerar la implementación del Acuerdo de París, recordando que, pese a los retrasos y dificultades, “el tratado está funcionando”. El presidente de la COP30 insistió en la necesidad de que las decisiones internacionales se traduzcan en mejoras palpables: “Es hora de conectar el régimen de cambio climático con la vida real de las personas”.