El trabajo, publicado en Nature Climate Change, ha analizado los cambios que están sufriendo los océanos del mundo utilizando un marco que combina múltiples variables esenciales como temperatura, salinidad, acidificación o niveles de oxígeno para identificar cuándo un ecosistema está entrando en un estado crítico por el calentamiento global.

Un Mediterráneo cada vez más dañado

Los resultados son contundentes, el 96% de la zona pelágica del Mediterráneo (hasta 200 metros de profundidad) está afectada simultáneamente por dos o tres factores de estrés ambiental, los llamados impulsores de impacto climático. Esto sitúa al Mediterráneo por delante incluso del Atlántico Norte subtropical (93%) y del Atlántico tropical (71%), dos de las regiones hasta ahora más vulnerables al cambio climático.

Entre los factores que más están alterando el equilibrio del Mediterráneo se encuentran el calentamiento aceleradode la superficie y las capas profundas, la desoxigenación, que reduce la capacidad de vida en el agua, la acidificación, que afecta especialmente a corales y especies calcáreas y, por último, el aumento de la salinidad, en contraste con la tendencia global

Ecosistemas bajo presión y pesca en riesgo

Estos Estos cambios combinados tienen un impacto directo en la vida marina. Según el investigador Zhetao Tan, entre el 30% y el 40% de las capas superiores del océano han experimentado cambios significativos en al menos dos propiedades críticas desde hace 60 años. En algunas zonas del planeta, añade, hasta una cuarta parte del océano muestra alteraciones simultáneas de temperatura, salinidad y oxígeno, un patrón "alarmante". Estas condiciones extremas obligan a muchas especies a desplazarse en busca de aguas más estables o, directamente, a reducir sus poblaciones.

Como explica Laurent Bopp, coautor del estudio, esta presión ambiental puede desestabilizar las pesquerías globales, comprometer la seguridad alimentaria y poner en riesgo la economía de miles de comunidades que dependen del mar. El Mediterráneo es, además, una de las regiones con mayor intensidad pesquera del mundo, lo que agrava aún más la situación y dificulta la recuperación de los ecosistemas.

Un océano menos capaz de frenar el calentamiento global

La alteración del Mediterráneo no solo amenaza a peces y ecosistemas, supone también un riesgo para el propio equilibrio climático del planeta. El océano es uno de los principales sumideros de carbono y calor de la Tierra, y si su estructura física y química cambia, su capacidad para absorber CO₂ disminuye. Esto implica que el océano podría dejar de amortiguar el calentamiento global con la misma eficacia que hasta ahora.