Desde la Revolución Industrial, la acción humana ha transformado profundamente el equilibrio químico de los ecosistemas del planeta. Una de las consecuencias menos visibles, pero altamente peligrosas, es el aumento alarmante de los niveles de mercurio en los ríos, una tendencia ahora confirmada por un nuevo estudio internacional liderado por la Universidad de Nanjing (China) y publicado en la revista ‘Science Advances’.
El análisis, que abarca el periodo comprendido entre 1850 y la actualidad, concluye que la cantidad de mercurio vertido anualmente desde los ríos a los océanos ha pasado de 390 toneladas métricas a más de 1.000, lo que representa más del doble de los niveles preindustriales. Este aumento tiene consecuencias directas sobre la salud humana, los ecosistemas fluviales y marinos, y muchas especies de fauna silvestre, según alertan los investigadores.
El mercurio: una amenaza silenciosa
El mercurio es una sustancia altamente tóxica que se acumula en los organismos vivos y actúa como neurotoxina, especialmente peligrosa para quienes consumen pescado contaminado. Su ciclo natural ya incluía pequeñas emisiones por erosión geológica y procesos volcánicos, pero las emisiones humanas, principalmente procedentes de la minería, la combustión de carbón y la industria, han alterado radicalmente su equilibrio global.
“Las actividades humanas han alterado el ciclo global del mercurio en todos los aspectos”, afirma Yanxu Zhang, profesor de Ciencias Medioambientales en la Universidad de Tulane (EE. UU.) y autor principal del estudio.
Hasta ahora, la mayoría de los estudios se habían centrado en las emisiones atmosféricas y la contaminación marina, ignorando el papel de los ríos como “tuberías” que transportan mercurio desde las cuencas terrestres hacia los océanos.
Un modelo con respaldo científico global
Para cuantificar esta evolución, los autores desarrollaron el modelo informático MOSART-Hg, capaz de simular el transporte fluvial de mercurio a escala global desde la era preindustrial. Sus resultados coinciden con las concentraciones de mercurio detectadas en sedimentos de zonas costeras de todo el mundo, validando su rigor científico.
El estudio ha contado con la participación de científicos de China, Estados Unidos y Francia, y se considera uno de los análisis más amplios y completos hasta la fecha sobre la contaminación fluvial por mercurio.
América y Asia, las regiones más afectadas
A nivel regional, América del Norte y del Sur concentran el 41 % del incremento mundial de mercurio fluvial desde 1850. El sudeste asiático y el sur de Asia suman otro 41 %, mientras que Asia Oriental es responsable del mayor volumen total, aportando más del 70 % del mercurio que llega actualmente al océano desde los ríos.
En la cuenca amazónica, por ejemplo, se ha registrado un balance de más de 200 toneladas métricas de mercurio al año, de las cuales tres cuartas partes proceden de actividades humanas, especialmente de la minería artesanal de oro y la deforestación, que acelera la erosión del suelo.
En China, el río Yangtsé ha duplicado su flujo de mercurio respecto a los niveles preindustriales, impulsado por las emisiones de una potente industria que aún depende en gran medida del carbón.
Un reto para la salud y la biodiversidad
El impacto de este fenómeno no es solo ambiental. Las neurotoxinas del mercurio pueden poner en riesgo a millones de personas, especialmente aquellas que consumen peces contaminados en zonas afectadas. Además, muchas zonas críticas para la fauna silvestre, incluidas rutas migratorias de aves en Asia y América del Norte, están viendo aumentar peligrosamente los niveles de este metal pesado.
“Los ríos han sido ignorados durante mucho tiempo en los balances globales de mercurio, y ahora vemos que son clave para entender y gestionar la contaminación”, sostiene Zhang.
Algunas excepciones
No todas las regiones muestran aumentos. El estudio apunta que en el Mediterráneo los niveles de mercurio han descendido respecto a la era preindustrial, lo que se atribuye a la construcción de grandes presas como la de Asuán en el Nilo, que retienen los sedimentos contaminados antes de que lleguen al mar.
Los investigadores esperan que este estudio sirva como base para fijar objetivos globales de reducción de emisiones de mercurio, y para desarrollar estrategias eficaces de restauración de los ecosistemas fluviales contaminados. También subrayan la importancia de reducir la dependencia de tecnologías contaminantes en minería e industria, así como de mejorar el tratamiento de aguas residuales urbanas.
Este trabajo aporta una nueva perspectiva sobre uno de los contaminantes más peligrosos del planeta, y plantea un llamado urgente a la acción ambiental y sanitaria coordinada a nivel internacional.