Se trata de la evaluación más completa realizada hasta ahora sobre los arrecifes caribeños. El estudio fue realizado por más de 300 científicos de 44 países y territorios, y se basa en más de 23.000 estudios de casi 14.000 sitios, recopilados entre 1970 y 2024.
El estudio indica que los cambios en la cobertura coralina y de macroalgas se deben principalmente al estrés térmico, la sobrepesca y las enfermedades inducidos por el cambio climático. Los arrecifes de coral de la región caribeña cubren 24.230 kilómetros cuadrados, esto es, un 9,7% de la extensión mundial.La cobertura de coral duro bajó de forma drástica en 1998 (-9,0%), 2005 (-17,1%) y 2023 (-16,9%) por episodios de blanqueamiento inducidos por el estrés térmico. El conjunto de corales duros pasó de especies ramificadas a más masivas, reduciendo así la complejidad estructural de los arrecifes de coral del Caribe.
Más población costera
Por su parte, la cobertura de macroalgas ascendió un 85% entre 1980 y 2024 por la reducción de especies herbívoras (por ejemplo, peces loro, erizos de mar) y al aumento de nutrientes. La temperatura media de la superficie del mar en las zonas de arrecifes de coral del Caribe subió 1,07 grados entre 1985 y 2024, impulsada por el cambio climático, lo que representa una tasa de calentamiento de 0,27 grados por década. El número de personas en el Caribe que viven a menos de 20 kilómetros de los arrecifes de coral ascendió un 27,6% entre 2000 y 2020 a escala regional, lo que representa un aumento de 13 millones de habitantes, lo que no solo ha incrementado la presión, sino también la dependencia de estos sistemas y eleva el número de personas en riesgo por la reducción de los servicios que ofrecen los arrecifes de coral.
En el Caribe, los arrecifes generan 6.200 millones de dólares anuales a través de la pesca y el sector turístico. El turismo de arrecifes representa un 23% de todo el gasto turístico y más del 10% del PIB regional. A medida que los arrecifes se degradan, se ve comprometida su capacidad para proporcionar alimento, sustentar la pesca y proteger las costas de tormentas y huracanes.
Esperanza y oportunidad
A pesar de la magnitud del declive, el estudio subraya la evidencia de recuperación donde las presiones locales se gestionan de forma eficaz. Los arrecifes protegidos o bien gestionados muestran una mayor cobertura de coral, biodiversidad y resiliencia al estrés térmico.
El estudio describe cinco recomendaciones prioritarias para los gobiernos, los socios y las empresas para fortalecer la resiliencia de los arrecifes y proteger los medios de vida costeros, entre ellas integrar los arrecifes de coral en las estrategias nacionales sobre clima y biodiversidad, incorporando objetivos relacionados con los arrecifes en los planes climáticos nacionales y de adaptación, así como las estrategias y planes de acción nacionales sobre biodiversidad. Otra se refiere a disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero, mejorar la calidad del agua y rebajar las presiones locales, incluida la regulación del desarrollo costero, la gestión de la pesca y el abordaje de la contaminación. Las demás son ampliar y fortalecer la gestión basada en áreas, apoyando áreas marinas protegidas eficaces; mantener y mejorar la vigilancia de los arrecifes de coral estandarizando los protocolos regionales, y apoyar la restauración escalable de arrecifes.

