El impacto económico de las especies exóticas invasoras podría superar los 35.000 millones de dólares anuales, una cifra que es 1.600 veces mayor que las estimaciones previas y se sitúa a la par del coste de los fenómenos climáticos extremos.

Así lo revela un estudio internacional publicado en 'Nature Ecology & Evolution', con la participación destacada de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC).

“Las especies invasoras son uno de los principales factores de pérdida de biodiversidad en el mundo y causan importantes daños económicos a sectores clave como la agricultura, la salud y la seguridad hídrica y alimentaria”, ha subrayado Elena Angulo, investigadora de la EBD-CSIC y coautora del estudio.

Una estimación más precisa y global

Hasta ahora, las estimaciones sobre los costes financieros de estas especies se basaban en registros limitados de Europa y Norteamérica. Para abordar esta brecha, el nuevo trabajo combina datos de distribución mundial de 162 especies invasoras con estimaciones nacionales de costes económicos, lo que permite proyectar datos para otros 78 países sin registros previos, como Egipto, Chipre o Costa Rica.

El análisis considera tanto los daños directos, por ejemplo, a cultivos o infraestructuras, como los costes de gestión y erradicación. “Hemos incorporado la superficie de hábitat favorable en cada país y factores socioeconómicos que afectan a la capacidad de respuesta ante las invasiones”, añade Angulo.

Europa lidera el ranking de regiones más afectadas con 1.584 millones de dólares estimados, seguida por Norteamérica (226 millones) y Asia (182 millones). Las plantas invasoras, como el jacinto de agua o la prímula de agua, encabezan el grupo más costoso, seguidas por artrópodos y mamíferos.

Prevenir es más rentable que pagar los daños

Los datos apuntan a especies como el jabalí (Sus scrofa), la polilla del tomate (Tuta absoluta) o la rana toro (Lithobates catesbeianus) como las más perjudiciales económicamente. En términos de gestión, destacan casos como el mosquito de la fiebre amarilla (Aedes aegypti) o la hierba nudosa japonesa (Fallopia japonica).

“La lección principal del estudio no es una cifra concreta, sino el abismo entre lo que pensábamos que costaban las especies invasoras y lo que realmente cuestan. Esa diferencia indica cuánto podríamos ahorrar invirtiendo en prevención y detección temprana”, concluye Elena Angulo.

El estudio ha sido liderado por Ismael Soto, de la Universidad de Bohemia del Sur (República Checa), y Brian Leung, de la Universidad McGill (Canadá), con la participación de 21 centros de investigación de 12 países. Sus conclusiones refuerzan la necesidad urgente de políticas más eficaces para mitigar uno de los grandes desafíos ambientales del siglo XXI.