La mayoría de la población española sigue sin comprender qué significa que un alimento sea procesado ni cómo afecta a su salud. Así lo revela una encuesta realizada por la Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética (FESNAD) con motivo del Día Nacional de la Nutrición (DNN), que muestra que un 86 % de los participantes está confundido sobre este concepto clave en la alimentación.

El estudio, en el que participaron casi 600 personas, pone de manifiesto una doble realidad: por un lado, un alto nivel de preocupación por la salud alimentaria, y por otro, una fuerte desinformación que impide tomar decisiones basadas en criterios científicos. A pesar de ello, el 84 % reconoce que el procesamiento ayuda a prevenir riesgos microbiológicos, el 83 % asegura seguir las recomendaciones de seguridad alimentaria, y un 67 % lo asocia con beneficios para la sostenibilidad, especialmente por su capacidad para reducir el desperdicio de alimentos.

Procesado no es sinónimo de peligro

La investigadora del ICTAN-CSIC y vocal de FESNAD, Ascensión Marcos Sánchez, ha advertido que la ciudadanía “está comprometida con su alimentación, pero muy desinformada”. En su intervención, ha subrayado la necesidad de “herramientas claras que distingan entre alimentos procesados y ultraprocesados basadas en evidencia científica”, remarcando que aún existen muchas creencias erróneas en torno al procesado.

Una de las principales conclusiones de la encuesta es que la información que llega al consumidor es percibida como negativa o alarmista. Las etiquetas de los productos y los profesionales sanitarios siguen siendo las fuentes más consultadas, pero la mayoría de los encuestados reclama una comunicación más clara, etiquetas más comprensibles y mayor implicación del sector agroalimentario para explicar el procesamiento con rigor.

Llamado institucional: más información, más salud

Durante el acto institucional celebrado en la sede del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), representantes del ministerio, de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), la Fundación Triptolemos, universidades y miembros de FESNAD coincidieron en la urgencia de trasladar información basada en la evidencia científica a la ciudadanía.

El director general de Alimentación del MAPA, José Miguel Herrero Velasco, destacó que la Estrategia Nacional de Alimentación (ENA) apuesta por un sistema alimentario “más saludable y transparente”, en el que se promueva una alimentación basada en la Dieta Mediterránea, con un etiquetado frontal claro y una regulación armonizada a nivel europeo que ayude al consumidor a identificar correctamente los productos.

Por su parte, Almudena Rollán Gordo, subdirectora general de Nutrición de la AESAN, explicó las líneas de acción que impulsa la agencia para garantizar el acceso a dietas seguras, saludables y sostenibles, en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Procesar es también cuidar

Desde el ámbito sanitario, la secretaria de FESNAD, Mercedes López-Pardo Martínez, hizo hincapié en que “procesar también es cuidar”. Defendió que muchas de las tecnologías de procesamiento actuales salvan vidas al evitar contaminaciones y mejorar la conservación de los alimentos. Además, propuso criterios claros para elegir alimentos procesados saludables, alejándose del discurso simplista que criminaliza el procesado en su conjunto.

Conclusiones: ciencia, comunicación y confianza

La encuesta y las intervenciones institucionales ponen sobre la mesa la necesidad de avanzar en tres líneas fundamentales: educación alimentaria desde la base, una estrategia de comunicación más clara y accesible, y una legislación que acompañe a los consumidores con información fiable y comprensible.

Lejos de rechazar el procesamiento, los expertos proponen desmitificarlo y contextualizarlo dentro de un enfoque integral de salud y sostenibilidad. Con una ciudadanía más informada, será posible tomar decisiones más libres y conscientes, en favor de una alimentación segura, equilibrada y adaptada al entorno actual.