En el Reino Unido, se estima que más de un 50 % de los alimentos que se consumen son ultraprocesados, con niveles de consumo similares en Estados Unidos y Europa. En el estudio, publicado en ‘Nature Medicine’, participaron 55 personas, que alternaron dietas basadas en alimentos ultraprocesados y mínimamente procesados, ambas ajustadas nutricionalmente a la Guía Eatwell, el consejo oficial del Gobierno del Reino Unido sobre cómo llevar una dieta sana y equilibrada. Ambas incluían los niveles de grasa, grasa saturada, proteínas, carbohidratos, sal y fibra, además de proporcionar las ingestas recomendadas de frutas y verduras.

¿Cómo se desarrolló el experimento?

Divididos en dos grupos, uno comenzó con una dieta con ultraprocesados, como cereales para el desayuno o lasaña precocinada, el otro hizo con alimentos casi no procesados, como avena remojada durante la noche o espaguetis a la boloñesa caseros.

Durante seis meses, los participantes siguieron ambas dietas durante ocho semanas cada una, separadas por un mes de descanso, lo que permitió comparar los efectos de ambas en cada participante a lo largo de seis meses. A los participantes se les entregó en sus hogares una gran cantidad de comida (más calorías de las que necesitaban) y se les indicó que comieran como de costumbre, sin limitar la ingesta.

La dieta menos procesada tiene mejores resultados

El equipo encabezado por el University College de Londres vio que ambas dietas provocaban una pérdida de peso significativa, pero la basada en alimentos mínimamente procesados dio lugar a una reducción media de un 2%, en comparación con un 1% de la otra. Una reducción de un 2% “puede no parecer muy grande”, pero es solo durante ocho semanas y sin que las personas intenten reducir activamente su ingesta, afirmó el investigador Samuel Dicken, uno de los firmantes del estudio.

Con los resultados extrapolados de lo largo de un año, cabría esperar una reducción de peso de un 13% en los hombres y de un 9% en las mujeres con la dieta mínimamente procesada, pero solo de un 4% en los hombres y de un 5% en las mujeres con la ultraprocesada. “Con el tiempo, esto empezaría a suponer una gran diferencia”, señaló.

Además, la dieta mínimamente procesada fue más eficaz para mejorar la composición corporal relacionada con las medidas de salud cardiometabólica, como la reducción de la masa grasa, la grasa visceral y los niveles de triglicéridos, aunque el colesterol de lipoproteínas de baja densidad fue menor después de la dieta de ultraprocesados. Aunque las puntuaciones generales de satisfacción con la dieta no difirieron significativamente, los participantes valoraron el sabor y el gusto de la dieta ultraprocesada por encima de la mínimamente procesada.

El control general del deseo de comer, según los participantes, mejoró significativamente con la dieta de mínimamente procesados en comparación con la de ultraprocesados, lo que puede haber contribuido a reducir el consumo de calorías y, por lo tanto, a la mayor pérdida de peso.

No todos los ultraprocesados son perjudiciales

Investigaciones anteriores relacionaron los ultraprocesados con malos resultados de salud, pero “no todos los alimentos ultraprocesados son intrínsecamente poco saludables en función de su perfil nutricional”, dijo Dicken.